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Psicología Positiva, Virtudes y Fortalezas de Carácter

Actualizado: 28 oct 2022


Imagen de Robin Higgins en Pixabay



El siguiente texto ha sido tomado en su totalidad del libro:

Fortalezas de Carácter, Guía de Intervención.

Ryan M. Niemiec, Manual Moderno, 2017

Psicología positiva


"Mientras fue presidente de la American Psychological Association en 1998, Martin Seligman hizo un llamado para que el campo de la psicología realizara un balance y prestara la misma atención científica a los aspectos positivos de las experiencias humanas. Hasta ese momento, los psicólogos habían estudiado las experiencias positivas, no obstante, se le había dado más peso y atención a los trastornos, enfermedades, conflictos y otros problemas. Seligman perfiló el enfoque de la psicología positiva como el estudio de las experiencias positivas subjetivas, rasgos positivos e instituciones positivas. Esto creó una doble oportunidad:


1.- Resaltar y poner en primer plano la mejor investigación y práctica que se había realizado previo al final del decenio de 1990-99 (p. ej. las muchas décadas de trabajo sobre el bienestar subjetivo de Ed Diener, el trabajo de Csikszentmihalyi sobre la teoría del flujo, el trabajo de Jon Kabat-Zinn sobre meditación mindfulness y el trabajo de Daniel Batson sobre empatía, por nombrar algunos). En efecto, diversos textos sobre psicología positiva surgieron en breve y sirvieron para ayudar a integrar las muchas áreas del bienestar, en la cual investigadores y profesionales pudieron encontrar muchos conceptos bajo un mismo techo. Por ejemplo, uno de estos primeros textos, el Handbook of Positive Psychology, contenía 55 capítulos que denotaban un amplio rango de trabajos académicos que se habían ya conducido al respecto del lado positivo

de la vida y que resultaban, en gran medida, desconocidos para la mayoría de los

profesionales (Snyder y Lopez, 2002).


2.- Promover la investigación en diversas vertientes del bienestar (y estimular el financiamiento para esta investigación). La psicología positiva ha experimentado una explosión en investigación desde el año 2000. Abundan artículos académicos sobre felicidad, resiliencia, mindfulness, emociones positivas, fortalezas de carácter, bienestar y muchas otras áreas. El campo se ha extendido rápidamente a profesiones fuera de la psicología y resulta particularmente evidente en los dominios del coaching, los negocios y la educación.


Seligman describió las fortalezas de carácter como la columna vertebral del campo de la sicología

positiva y de la creación de una felicidad auténtica (Seligman, 2002), de igual manera, argumentó posteriormente que el enfoque sobre las 24 fortalezas de carácter es el camino principal hacia 5 áreas esenciales del bienestar.


Primeras Reuniones Científicas


En Cincinnati, Ohio, el psicólogo y filántropo Neal Mayerson se interesó por los escritos de Seligman sobre psicología positiva y decidió contactarlo para explorar una colaboración para el avance de la psicología positiva. Mayerson estaba interesado en el estudio el desarrollo positivo de la juventud y en si podría hacerse un cambio de paradigma de los enfoques centrados en el problema a los enfoques centrados en fortalezas. En febrero del 2000, ambos organizaron una pequeña conferencia sobre los principales programas basados en evidencia –titulada Power of Positive Psychology Conference– para escoger potencialmente cuáles programas podrían ser mejores para estudiarse a mayor profundidad y emprenderse a nivel nacional en EUA. Diversos equipos presentaron ante un “panel de escuchas” que representaba a los líderes de pensamiento en el desarrollo positivo de la juventud, desarrollo de productos y a programas de financiamiento gubernamentales. Después de oír a cada grupo, surgió una reflexión que reverberó entre el panel de escuchas. Se reconoció que en vez de resaltar uno o más programas específicos, era más importante legitimizar a futuros programas al establecer un marco conceptual intelectual y científico a partir del cual pudieran crecer muchos programas en el futuro. En este punto, Seligman y Mayerson cambiaron de enfoque para responder a esta reflexión y centraron su esfuerzo colaborativo en el desarrollo de las herramientas básicas necesarias para avanzar en la ciencia del carácter –es decir, una nomenclatura que describiría los elementos del carácter que requerían investigación, así como herramientas para medir estas características.


Fue entonces cuando Mayerson preguntó a Seligman: “¿quién es la mejor persona para liderar un proyecto a gran escala sobre la creación de una clasificación de las fortalezas de carácter?” Seligman respondió sin dudar: “Chris Peterson, un experto psicólogo investigador y profesor en la Universidad de Michigan, sería el mejor en el país. No sé si esté disponible, pero le llamaré”. Peterson (2014) reporta que en aquella llamada Seligman le preguntó: “¿qué deseas hacer con el resto de tu vida?” y Peterson pensó en tono jocoso que finalmente escucharía una propuesta de matrimonio. Conforme se clarificó la pregunta, Peterson decidió tomar el puesto en el transcurso de la conversación. Mayerson negoció con la Universidad de Michigan para que Peterson pudiera tomar una pausa de tres años de su posición en la universidad y mudara su oficina temporalmente a la Universidad de Pensilvania. A continuación, reunieron a un grupo diverso de científicos y profesionales para un retiro de fin de semana en el Glasbern Inn. Entre los participantes se encontraban los mejores académicos de los campos de la psicología, filosofía y biología, así como los mejores profesionales en el desarrollo juvenil y gente clave involucrada en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, el sistema diagnóstico utilizado en el campo de la enfermedad mental. El encargo del grupo era ayudar a Peterson y a Seligman a descifrar cómo abordar el reto de crear una ciencia para entender lo mejor sobre los seres humanos y cómo aquellas características se usan para crear una buena vida para los individuos y las sociedades en general. Seligman (2000) sintetizó la conferencia de la siguiente manera:


“Hoy entendí que la teoría del aprendizaje cometió un gran error. Se refirió a las emociones negativas y positivas como reforzadores. Esto es en verdad cierto, pero es algo menor. La teoría que veo emergiendo es que la emoción negativa es una señal que nos dice que nos encontramos en un juego de suma cero.


Por otro lado, la emoción positiva es una señal que nos dice que nos encontramos en un juego de suma no cero. Es un sistema de construcción que amplía. Creo que tenemos los inicios de una categorización… no contamos con una taxonomía, contamos con una categorización… la Categorización VIA de Fortalezas y Virtudes. En realidad, pienso que tenemos una nueva teoría de la motivación humana”.


Peterson y Seligman posteriormente lideraron un esfuerzo que incluyó la aportación de un impresionante grupo de 55 científicos a este análisis, entre ellos estuvieron Barbara Fredrickson, Mihaly Csikszentmihalyi, Ed Diener, Donald Clifton, Howard Gardner, Robert Sternberg y George Vaillant. Todo el proyecto se condujo bajo el auspicio de una nueva organización sin fines de lucro

llamada Values in Action Institute, la cual fue fundada y financiada por la Manuel D. & Rhoda Mayerson Foundation en Cincinnati, Ohio bajo el liderazgo del Dr. Mayerson como su presidente.


Clasificación VIA: Desarrollo


Existe un sistema de clasificación para estudiar lo que está mal con las personas –el DSM-5 (American Psychiatric Association, 2013) y el CIE-10 (World Health Organization, 1992)–, pero previo a la clasificación VIA no existía nada comparable para las fortalezas humanas. La psicología positiva necesitaba una nomenclatura consensuada para clasificar los rasgos positivos y servir como la columna vertebral para la investigación, el diagnóstico y la intervención.


Virtudes


Peterson lideró un análisis histórico sustancial haciendo una revisión del mejor pensamiento sobre la virtud, la fortaleza y la bondad humana a lo largo de más de 2600 años. Esté resultó una tarea abrumadora llena de retos, ya que múltiples intentos previos fallaron al no incluir virtudes universales, al constituir un sistema restringido culturalmente, o al sobrerrepresentar los valores (políticos, religiosos u otros) personales del investigador o la organización (Dahlsgaard et al., 2005). Estos científicos tomaron un enfoque sistemático con una doble finalidad: una revisión de la literatura sobre intentos previos por clasificar las virtudes y un enfoque empírico motivado por dos preguntas: ¿convergerán los catálogos de virtudes de pensadores previos? ¿Serán valoradas ampliamente ciertas virtudes, de manera independiente de la tradición o la cultura? (Dahlsgaard et al., 2005; Peterson y Seligman, 2004). Los investigadores buscaron un “parecido coherente” que reflejara que “el significado de alto orden detrás de un valor esencial particular se alineará mejor con sus contrapartes interculturales que con cualquier otra virtud esencial” (Dahlsgaard et al., 2005, p.204). Lo que emergió fueron seis temáticas (valores) similares a través de las tradiciones de la filosofía ateniense, confucianismo, taoísmo, budismo, hinduismo, cristiandad, judaísmo e Islam. Estas temáticas paralelas fueron sabiduría, coraje, humanidad, justicia, templanza y trascendencia.


Fortalezas de carácter


El siguiente reto fue crear un proceso académico para tomar decisiones sobre cuáles fortalezas de carácter serían incluidas. La lluvia de ideas inicial involucró a diversos académicos de élite incluyendo a Donald Clifton y Marcus Buckingham de la Gallup Organization; el fundador del flujo, Mihaly Csikszentmihalyi; el investigador de la felicidad, Ed Diener; los académicos Kathleen Hall Jamieson y George Vaillant; el fundador de la psicología positiva, Martin Seligman y el director del proyecto, Chris Peterson, entre otros. Peterson y su equipo ampliaron el enfoque para ir más allá de las principales religiones y filosofías hasta la época moderna para revisar cualquier texto, artefacto cultural o producto que de alguna manera delineara las mejores cualidades en los seres humanos o hablara sobre virtud, fortaleza y bondad humana. Esto incluyó trabajos como aquellos de Benjamín Franklin, Tomás de Aquino, Aristóteles, Carlomagno, así como el trabajo de reconocidos psicólogos como Abraham Maslow, quien estudió las características de los individuos

auto-actualizados (Maslow, 1970); además de figuras menos reconocidas como Marie Jahoda, quien escribió uno de los primeros libros de psicología con una orientación positiva en 1958 (Jahoda, 1958). También revisaron los principales postulados de los Boy Scouts of America, caracterizaciones de ficción (p. ej. el código Klingon de Star Trek), la sabiduría contenida en las tarjetas de felicitación, elogios, canciones populares, testimonios, lápidas y otros sitios donde se expresan con regularidad las virtudes y los sentimientos positivos. Estudiaron la literatura de investigación relacionada en torno al carácter desde el punto de vista de una variedad de ciencias incluyendo la psiquiatría, el desarrollo juvenil, la filosofía y la psicología. También se revisó la literatura de los programas de educación sobre el carácter (Berkowitz, 2000) y el trabajo social orientado fortalezas (Saleebey, 1996). Se revisó el trabajo pionero de Gallup relacionado con el talento y se sostuvieron varias discusiones con los científicos principales de Gallup (Peterson y Seligman, 2001). La premisa básica fue no dejar una sola piedra sin mover (Peterson y Seligman, 2004; Peterson 2006a).


Posteriormente, se determinaron las fortalezas de carácter con base en qué tan bien cumplían 10 criterios específicos de fortaleza (Peterson y Seligman, 2004), por ejemplo, si las cualidades eran similares a un rasgo en el sentido de manifestarse en diversas situaciones, ser estables en el tiempo y surgir en pensamientos, emociones y conductas. Otros criterios incluyeron si la cualidad era gratificante en y por sí misma, si disminuye o no a otras al ser expresada, y si existen paragones o representaciones ejemplares de la fortaleza. Cada una de las 24 fortalezas de carácter cumplió por lo menos nueve o 10 de éstos 10 criterios; las únicas excepciones fueron el entusiasmo y el amor por el aprendizaje, las cuales cumplieron ocho de los 10 criterios.


Por ejemplo, la fortaleza de curiosidad cumple los 10 criterios ya que es gratificante, valorada moralmente, no disminuye a otras, cuenta con un opuesto no grato, se comporta como un rasgo, es distinta a otras fortalezas de carácter, puede encontrarse ausente en algunas personas en algunas situaciones y existen paragones de curiosidad, prodigios e instituciones para apoyar su desarrollo.


Otras fortalezas no cumplieron de manera suficiente los criterios y, por ende, no fueron incluidas en la clasificación VIA: las razones incluyeron que la fortaleza no fuera valorada de manera universal (p. ej. considere las fortalezas de ambición y autonomía, valoradas de manera dominante en el occidente), que fuera un prerrequisito de otra fortaleza (p. ej. cortesía, delicadeza) o una combinación de varias fortalezas de carácter básicas (Peterson, 2006; Peterson y Seligman 2004). Por ejemplo, el constructo de determinación de la psicología positiva, el cual involucra mantener el esfuerzo y el interés en una tarea o un proyecto por un periodo largo de tiempo (Duckworth et al., 2007), parece estar en gran medida explicado por una mezcla de las fortalezas de carácter de perseverancia y curiosidad. Se han argumentado “compuestos” de fortalezas de carácter similares en el caso de: paciencia, tolerancia, responsabilidad, mindfulness

y otros constructos de la psicología positiva.


Universalidad


A principios del decenio de 2000-09, datos provenientes de más de 30 naciones apoyaron la naturaleza ubicua de las fortalezas de carácter (Peterson y Seligman, 2004), un par de años después fueron publicados los datos sobre la universalidad de las fortalezas de carácter en más de 50 países (Park et al., 2006) y nuevamente, nueve años después, tras el estudio de 75 países (McGrath, 2015b). Adicionalmente, Robert Biswas-Diener (2006) condujo algunas de las investigaciones transculturales pioneras con la clasificación VIA, lo que reunió a apoyo respecto


Cuantificabilidad


Algunas fortalezas se pueden medir con mayor facilidad que otras, por ejemplo, la creatividad se puede medir de manera precisa con preguntas de autorreporte (Silvia et al., 2012); de manera similar, la curiosidad también se puede medir de manera válida al cuestionar la motivación del individuo para buscar nuevas experiencias y su disposición para aceptar la novedad y la incertidumbre (Kashdan et al., 2009). La fortaleza de humildad, por otro lado, se mide con menor facilidad ya que si una persona responde de manera positiva al enunciado “soy una persona humilde”, entonces resulta cuestionable si están haciendo un reporte preciso o si, de hecho, carecen de humildad. De tal manera, el uso del autorreporte para medir humildad ha sido fuertemente criticado, señalando el uso de reportes por parte de informantes como un método superior (Davis et al., 2010).


Encuesta VIA


Una necesidad importante de los dominios científicos en los que se ha creado una clasificación es tener una herramienta de medición para estudiar la clasificación. Por lo tanto, parte del enfoque del proyecto VIA desde el inicio fue la creación de una herramienta de medición científicamente válida para medir las 24 fortalezas de carácter. Esto fue realizado con éxito por el director proyecto VIA, Christopher Peterson. Después de varias revisiones, se completó el VIA Inventory of Strengths –el Inventario VIA de Fortalezas (VIA-IS; apodado VIA Survey o Encuesta VIA) lográndose buenas propiedades psicométricas (buena confiabilidad y validez) y éste fue lanzado al público para su libre uso (Park y Peterson, 2006a; Peterson y Seligman, 2004).


La Encuesta VIA es un cuestionario de autorreporte que identifica 24 elementos de características de personalidad positiva (“carácter”) que se expresan de manera aislada o en combinaciones de una forma característica para cada individuo. El cuestionario original consistía en 240 preguntas, 10 preguntas por cada fortaleza; en la actualidad, la encuesta contiene 120 preguntas, cinco por cada fortaleza. En el sitio de Internet VIA, se han publicado versiones adicionales, las cuales se sometido a estándares científicos rigurosos (McGrath, 2017). También existe la VIA Youth Survey –Encuesta VIA Juvenil– para jóvenes entre 10 y 17 años. Se establecieron buenos indicadores psicométricos en el desarrollo de esta medida (ver Park y Peterson, 2006b) y un estudio de gran magnitud encontró que los datos tienen el mejor ajuste con un modelo de cuatro factores que involucra dos factores interpersonales, un factor de participación general y un factor de orientación a otros (McGrath y Walker, 2016). Debido el lapso de atención de los jóvenes es menor, las 198 preguntas de esta medida representaron un problema logístico para muchas escuelas y niños y, por lo tanto, debió ser acortado sustancialmente, aunque retuvo niveles psicométricos aceptables. Las propiedades psicométricas de estas encuestas, de una versión corta de la Encuesta VIA para adultos usada por investigadores que consiste en 72 ítems, así como de medidas adicionales, pueden encontrarse en la página Web del Instituto VIA. La Encuesta VIA se ha traducido a más de 35 idiomas; McGrath (2015a) publicó análisis e información de la validez de diversas de estas traducciones, incluyendo danés, holandés, francés, alemán, hebreo, italiano, japonés, coreano, portugués, portugués brasileño, español, sueco, turco, chino simplificado (China continental) y chino tradicional (Hong Kong).


La Encuesta VIA ofrece una visión comprehensiva de nuestras fortalezas de carácter. El usuario recibe resultados en orden jerárquico que le permiten ver sus fortalezas más altas, fortalezas medias y bajas. Esto facilita que el usuario realice comparaciones relativas entre fortalezas; la prueba no fue diseñada para permitir al usuario a hacer comparaciones entre diferentes usuarios.

Es importante resaltar que los resultados que uno recibe son superiores a la vida que uno lleva. Es decir, si un individuo vive una vida de bondad, pero la bondad aparece entre sus cinco fortalezas inferiores, uno deberá priorizar los hallazgos de su propia vida sobre los resultados de la prueba, especialmente si su familia y amigos apoyan que la bondad es una parte esencial de ese individuo."


Texto tomado en su totalidad del libro: Fortalezas de Carácter, Guía de Intervención. Ryan M. Niemiec, Manual Moderno, 2017


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