Algunos expertos manifiestan que estamos viviendo el inicio de una crisis global de salud mental derivada de los vertiginosos cambios de nuestra sociedad, de los modos de producción, de la empleabilidad, de la desaparición de profesiones y oficios, la trasformación de muchas otras, las automatizaciones y de la certidumbre de la incertidumbre.
Dice Susan David que, para “poder lidiar con muestra mente, con nuestro bienestar y con nuestras emociones, para crecer como personas que contribuyan, con responsabilidad social, lidiando con la complejidad, con los cambios”, se debe tener algo que se denomina agilidad emocional. (David, 2019)
¿Qué es eso de la agilidad emocional? Si nos remitimos al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, RAE (2023), la palabra agilidad está relacionada con el moverse con rapidez, de manera amplia y pronta. En una de sus acepciones, esta palabra se dedica al contexto religioso cuando se habla de los cuerpos gloriosos que tienen “la facultad de trasladarse de un lugar a otro instantáneamente, por grande que sea la distancia”. De la misma manera, la agilidad emocional se podría aplicar, no a los cuerpos gloriosos, pero sí a las mentes gloriosas, aquella que son capaces de gestionar sus emociones.
Para Susan David, la agilidad emocional consiste en “convivir con nuestros pensamientos, emociones y recuerdos, de forma saludable, de manera que esto nos ayude a vivir, siendo coherentes con nuestros valores” (David, 2019).
1.- Exteriorizar, esto es, mostrar las emociones, no reprimirlas, ocultarlas o enmascararlas al punto del autoengaño, con ideas falaces que pretendan disimularlas. Está plenamente demostrado por la ciencia que, cuando se permite que las personas muestren sus emociones, la intensidad de las mismas disminuye. Tratar de maquillar lo que se está sintiendo es contraproducente: las personas deben hacer consciencia de la presencia de las emociones, que se está frente a ellas en el presente, observándolas, acompañándolas y validando su existencia hasta aceptarlas.
No en vano, enseña el Maestro Gerardo Schmedling Torres de la Escuela de Magia de Amor, una sentencia como esta: “Por lo mismo, aceptaré con amor en mi corazón, todo cuanto sucede a mi alrededor y renunciaré a luchar y tratar de modificar el orden perfecto de la vida y sus procesos, y a interferir con las experiencias de las demás personas”. (Schmedling Torres, 2023)
2.- Identificar y alejarse. Esto significa saber qué emociones se están sintiendo, pero tomando distancia, mirándolas de forma objetiva. “Nombrar nuestras emociones con mayor precisión, nos ayuda a activar nuestro potencial de disposición y eso nos permite entender por qué sentimos lo que sentimos y decidir qué podemos hacer al respecto”. Identificar si se trata de tristeza o frustración, enojo o sentirse rechazado, ¿cuál es exactamente la emoción que está haciendo presencia? (David, 2019)
3.- Preguntarte tus porqués: “¿Cuáles son mis valores? ¿Quién quiero ser en esta situación?” He identificado mis emociones, por tanto, qué voy a hacer con relación a lo que quiero, con base en mis valores.
4.- Avanzar: ¿Cómo voy a realizar cambios profundos en esta situación y en mis hábitos? Es decir: Cuál va a ser la marca de resiliencia, de oportunidad en medio de la crisis, logrando una Adaptación positiva.
Haciendo lo anterior se gana en la valoración consciente e inconsciente de cada quien, que no es otra cosa que la Autoestima, esa que evita, entre muchas otras cosas, la sensación de agobio crónico y de malestar continuo, también conocido como Distrés.
Álvaro Posse
Psicólogo Estar Bien
Psicología positiva y Mindfulness
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Referencias
David, S. (2019). Aprendemos juntos. Obtenido de Cuatro pasos para alcanzar la agilidad emocional: https://www.youtube.com/watch?v=qM61cwslA2A
RAE. (15 de Abril de 2023). Diccionario de la lengua española. Obtenido de Agilidad: https://dle.rae.es/agilidad
Schmedling Torres, G. (15 de Abril de 2023). Estar Bien. Obtenido de C-A-D-A-V-R-A: https://www.alvaroposse.com/lee-a-diario
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