Serie ZENCILLEZ, Lección 3/100
En el colegio nos enseñaron sobre la importancia de la respiración como proceso vital donde tomamos oxígeno y devolvemos dióxido de carbono. El oxígeno llega a las células y se combina con los nutrientes para que cada una de nuestras células obtenga la energía necesaria para su funcionamiento.
Esto, seguramente a muchos de nosotros nos lo hicieron aprender de memoria y recitar como loros para ganar un examen. Y tal vez, sólo tal vez, en los escasos renglones del párrafo anterior, no alcanzamos a identificar la profundidad de las tres enseñanzas que están ante nuestros ojos:
La primera que, al tomar oxígeno y devolver dióxido de carbono, los árboles se convierten en nuestros “socios”: nosotros necesitamos del oxígeno que los árboles producen. Estos seres están diseñados para hacer viable nuestra existencia. Este es uno de nuestros vínculos indisolubles con la naturaleza.
La segunda que, los nutrientes -entiéndase la alimentación- son fundamentales para nuestra vida. ¿Todo lo que comemos nos nutre adecuadamente? El doctor Carlos Jaramillo en su libro El milagro metabólico explica extensamente todo lo que se debe hacer al respecto. En este pequeño artículo sólo tomaremos una de sus enseñanzas para la reflexión inicial: “Los seres humanos debemos alimentarnos principalmente de todas aquellas maravillas que nacen de una planta que crece en la naturaleza y jamás de los productos que nos brinda una planta industrial. ¡Tenemos que volver a las plazas de mercado! A la comida real, la que nos da el planeta en su forma original.”
La tercera que, si respirar es un proceso vital necesitamos respirar para vivir y si nos hacemos conscientes de su extrema importancia, podemos usar la respiración para influenciar positivamente nuestra existencia, no solamente en el plano físico sino también en el espiritual.
Así que, dicho todo lo anterior, te propongo que a esos 10 o 15 minutos que empleas en las mañanas (y de los que hemos hablado en las dos publicaciones anteriores – Ver: ¡Detente! y ¡Sí hay tiempo!) le incluyas el respirar conscientemente, sintiendo cómo el aire pasa por tu nariz, llega a tus pulmones y sale de nuevo hacia nuestros hermanos árboles. Siente gratitud por ellos y propón en tu corazón sembrar uno como ofrenda a la Tierra… y a la hora de comer que no falten los vegetales en tu plato.
Y respira… respira conscientemente, en las mañanas y cada que puedas.
Recomendado:
Cómo respirar bien: Ver video de Eduardo Anitua, AQUÍ
Referencias:
(1) Imagen usada en esta publicación: Tomada de: pollianapoltronieri en Pixabay
(2) Los textos de la Serie Zencillez, de Estar Bien, escritos por Álvaro Posse, están inspirados en el libro: Zen, Simple Seikatsu No Susume de Shunmyo Masuno.
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